La gran doblez de la actual casta política es decir machaconamente lo demócrata que es y al mismo tiempo bloquear toda profundización en la democracia. Por ejemplo, la elección directa del alcalde a dos vueltas por la propia ciudadanía.. El resultado sería un alcalde muy representativo como fruto del voto popular y, por ende, no secuestrado por los aparatos partidarios atentos a sus propios intereses o a intereses clientelares.
Nosotros, Ciutadans Partido de la Ciudadanía, defendemos los derechos y libertades individuales de los ciudadanos por encima de todo tipo de designios o intereses. Entre estos derechos y libertades están los derechos lingüísticos del ciudadano. Porque no se trata tanto de Cataluña o de España, del catalán o del castellano como de hacer prevalecer los derechos lingüísticos del ciudadano, incluido el usuario de otras lenguas que se hablan en Cataluña, cuya normalización debe seguir a la del castellano. No en vano en Cataluña el castellano es casi tan antiguo como el catalán porque arraigó a partir de 1150(véase el archivo del monasterio de Poblet), introducido por Petrolina de Aragón con motivo de su unión matrimonial con Ramón Bereguer IV.
Puesto que en Cataluña tanto el catalán como el castellano son lenguas legalmente reconocidas como oficiales, por ello la Administración Local debe ser bilingüe: por imperativo legal y también por cortesía.
Pero no es este el caso en Badía del Vallés: el Ayuntamiento, empero ser la ciudadanía mayoritariamente castellanohablante, tiene la desfachatez de usar en exclusiva el catalán, lo que infringe la legislación y la jurisprudencia al respecto aplicables.
Si bien la convivencia lingüística en Cataluña es magnífica, en cuanto se deja la calle y se entra en un centro oficial o en un centro escolar, dicha convivencia deja de existir para el practicante del castellano que automáticamente se convierte en un ciudadano de segunda. Tal discriminación la combatiré hasta su eliminación por ser injusta.
Pero además de los lingüísticos hay otro derechos ciudadanos. Para no perderme en tópicos y vaguedades que son el recurso fácil de lo políticamente correcto y puesto que los ciudadanos como contribuyentes somos los que pagamos tanto a políticos como a empleados públicos, por lo mismo exigimos:
1)Un Ayuntamiento eficiente que haga lo máximo con el mínimo de medios. A tal efecto es básico disponer de una plantilla ideal y no sobredimensionada y con exceso de horas extraordinarias como es la actual y encima nada eficiente. La plantilla debe responder a criterios racionales y no a otros intereses y la gestión debe ser impecable. No deben repetirse en Badía errores descomunales como el de la empresa municipal ("Badia 2004, Promocions, S.L) y el de LA GASOLINERA, desastres económicos que afectan a todos.
2) En consonancia con lo anterior, el rigor en la administración de los caudales públicos tiene que ser máximo. Hago mía la doctrina antropológica de que todos llevamos un ladrón dentro por lo que hay que tenerle bien sujeto y una prótesis de sujeción es promover auditorías anuales que controlen el gasto municipal. Pocas inversiones son tan prácticas con la de emplear en tal empeño parte de los dineros que se despilfarran en propaganda institucional o dicho llanamente, en auto bombo.
3) Incrementar la ayuda domiciliaria a jubilados y a cuantas personas la necesiten en sintonía con la Ley de Dependencia.
4) Si bien es cierto que ADIGSA recibió una herencia nada envidiable no es menos cierto que la tarea de ADIGSA no es modélica ni por su calidad ni por su diligencia, por lo que el Ayuntamiento ha de presionarle más de lo que ha hecho hasta ahora.
5)Que el"Centre Cívic", dependiente de la Generalitat pase a depender del Ayuntamiento por el principio de subsidiariedad.
Sin entrar en más detalles que ya plasmaré en mi programa, el espíritu que anima lo hasta aquí expuesto es con el que me presento ante los ciudadanos de Badía del Vallés.